ORAMOS Y CONSERVAMOS

Monasterio de La Vid

El Monasterio de Santa María de La Vid se remonta al siglo XII cuando la comunidad premonstratense recibió el apoyo real para la edificación de un monasterio.

En torno al año 1140 Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina, dos nobles castellanos, que habían profesado en la abadía francesa de San Martín de Laón regresaron a Castilla donde fundaron las dos primeras abadías premonstratenses españolas. Sancho Ansúrez, con la eficaz ayuda de su poderosa familia, fundó el monasterio de Santa María de Retuerta y Domingo Gómez de Campdespina el de Santa María de Monte Sacro, situado en la orilla derecha del Duero a unos dos kilómetros del emplazamiento actual del monasterio.

Pocos años después, en 1152, Alfonso VII confirmaba a la Iglesia de Santa María de Monte Sacro, a su abad Domingo y a sus sucesores la propiedad de «illo loco qui vocatur Vide», poniendo como condición que «ibi sub beati Augustini regula commorantes abbatiam constituatis». Las obras de construcción de la primitiva abadía duraron seis o siete años, según recoge alguna de las crónicas premonstratenses que se conservan en el archivo del monasterio, lo que permite suponer que alrededor de 1160 la comunidad de Monte Sacro se había instalado ya en el nuevo monasterio vitense.

“Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.” (San Agustín)

El primitivo monasterio, edificado según los cánones del románico, se vio favorecido desde su fundación por la protección de los monarcas castellanos Alfonso VII, Alfonso VIII y sus inmediatos sucesores. En 1288 Sancho IV concedió a la comunidad premonstratense los medios necesarios para renovar y ampliar el monasterio, adecuando las primeras construcciones a las necesidades de la abadía, de la que dependían entonces otras quince y que poseía ya un patrimonio territorial importante. Los siglos medievales vieron alternar el románico con el gótico; los abades extendieron su poder más allá de los muros del monasterio, convirtiéndose en auténticos señores feudales, rectores en lo espiritual y en lo temporal de los canónigos y de sus vasallos.

Al llegar el siglo XVI se inició otro capítulo de la historia del monasterio. Don Íñigo López de Mendoza, miembro de la familia condal de Miranda, consiguió en 1516 que el Papa le concediese el nombramiento de abad comendatario. El deseo de convertir la abadía en el panteón de su familia, le llevó a proyectar y ejecutar profundos cambios en el edificio monástico. Se levantó entonces un nuevo claustro, sustituto del anterior románico, y se construyó la actual iglesia. Además, Don Íñigo se preocupó de la reforma religiosa de los canónigos vitenses, suprimiendo la perpetuidad en el gobierno de los abades que a partir de entonces fueron trienales.

Durante los siglos XVII y XVIII el monasterio se completó hasta adquirir las proporciones que hoy conserva. En esos doscientos años se construyeron nuevos claustros, tres cuerpos de la Iglesia, el coro, el refectorio y, finalmente, en 1798, la impresionante biblioteca. Treinta y siete años después las leyes desamortizadoras de 1835 ponían punto final a la presencia premonstratense. Terminaban bruscamente setecientos años de fecunda historia.

Tras treinta años de desolación y abandono, durante los cuales el monasterio se vio sometido a un auténtico expolio perdiendo los fondos seculares de su biblioteca y gran parte de las numerosas obras de arte conservadas por la comunidad premonstratense, la abadía fue adquirida por la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín, que la destinó a casa de estudio y formación de sus religiosos. De la Vid salieron centenares de misioneros que realizaron una tarea apostólica grandiosa en Filipinas, donde fundaron y administraron pueblos, parroquias, iglesias, capellanías, escuelas, colegios y una universidad.

De la Provincia de Filipinas nació, en 1926, la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de España (llamada comúnmente de España), a la que se adjudicó, junto a otras casas, el monasterio de la Vid como centro de formación y estudio de la nueva Provincia. En la actualidad la antigua abadía, que continúa desarrollando una intensa labor cultural desde la Biblioteca, el Archivo y el Museo; se ha convertido en la sede del Noviciado Interprovincial de los Agustinos españoles. Además, ha abierto sus puertas como “Centro de Espiritualidad Agustiniana”, no solo al servicio de los religiosos, sino de todos aquellos que desean encontrarse con San Agustín, con el Señor y con María, reina de la Vid, en el silencio, la paz y la convivencia con la Comunidad Agustiniana.

En el año 2021 se realizó la 2ª sesión del Capítulo Provincial de la Orden de San Agustín en España que cerró todo un proceso de unión de las cuatro Provincias agustinianas de España. El nombre de esta nueva Provincia es “San Juan de Sahagún”. Según sus Estatutos: “La Provincia de San Juan de Sahagún, perteneciente a la Orden de San Agustín fue erigida canónicamente el día 1 de octubre de 2019 por medio del Decreto (Prot. N.323/19) dictado por el prior general de la Orden. Es el resultado de la unión de la Provincia de Castilla, la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, la Provincia Matritense del Sagrado Corazón de Jesús, la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de España y de la Federación de las Provincias de la Orden de San Agustín en España […] está inscrita como Provincia en el Registro de Entidades Religiosas del Misterio de Justicia el día 20 de septiembre de 2017 con el número 023599” (Estatutos, nº 1).

Iglesia

Comenzó a construirse en 1522 y fue costeada a partes iguales por el cardenal Mendoza y por su hermano el conde de Miranda. Conserva la bellísima imagen gótica de Santa María de La Vid, esculpida a finales de siglo XIII y que preside la capilla mayor desde un espléndido retablo renacentista, ornado con pinturas napolitanas firmadas entre 1590 y 1592. De la misma época son las rejas que dividen la iglesia y que han sido restauradas últimamente.

Avanzado el siglo XVII se realizaron los retablos laterales, los púlpitos y las esculturas situadas en las trompas de la cúpula. Ya en el siglo XVIII se culmina la iglesia con la construcción, entre 1723 y 1737, de los últimos tres cuerpos, el coro alto y la espadaña, en donde intervinieron varios arquitectos.

En el fondo de la iglesia está situado el Coro. La sillería coral fue realizada en 1665, es una obra de nogal concebida en dos pisos con 58 sitiales separados por columnas salomónicas. Las misericordias tienen motivos florales, zoológicos y elementos de la heráldica propia del monasterio. La silla del abad y la del piso inferior destacan sobre el resto del conjunto. En el sitial inferior, dentro de un marco acodillado, se encuentra un relieve representando la imposición del escapulario a San Norberto. En el respaldo abacial se situó una hornacina, flanqueada por tres pares de columnas salomónicas, que alberga una talla de San Norberto transformada en San Agustín desde 1865.

Sacristía

Encargada por el abad Bernardo de León al maestro de cantería Juan de la Verde en 1625, es una gran estancia rectangular de tres tramos cuyos muros aparecen recorridos en el tercio superior por una cornisa moldurada, reforzándose en los ángulos con pilastras. La cubierta se resuelve mediante bóvedas de cañón con lunetos. Los vanos termales permanecen ciegos y reciben la habitual decoración en yeso de un círculo flanqueado por triángulos. Es un espacio de amplias dimensiones, en el que contrasta la sobriedad de los muros con el tratamiento formal desplegado en las cubiertas.

Refectorio

Construido a mediados del siglo XVIII en el espacio que ocupaban la cocina y el comedor medieval, es una gran sala rectangular que consta de cinco tramos cubiertos con bóvedas de arista articuladas a través de arcos de medio punto y claves ornamentadas con símbolos propios del monasterio y sus abades. Conserva el púlpito de piedra, al que se accede por una escalera disimulada en el muro, donde se realizaban las lecturas que tradicionalmente acompañaban las comidas de los religiosos. Está presidido por un gran lienzo en el que se representa la Santa Cena, obra de la escuela romana del siglo XVIII.

Claustro

Comenzó a construirse en 1517 ocupando el espacio del anterior claustro románico. De planta cuadrangular presenta dos pisos con siete tramos en cada panda. El bajo conserva gran parte de la estructura efectuada durante el siglo XVI. Las pandas están cubiertas con bóvedas estrelladas muy planas de amplias claves cuyos nervios descansan en cabezas de serafines. El segundo piso se levantó de nueva planta en la segunda mitad del siglo XVIII sustituyendo al construido en el siglo XVI. Al exterior se abren veintiocho ventanales formados por arcos de medio punto flanqueados por columnas y retropilastras jónicas. En las enjutas de los arcos se situó un amplio repertorio ornamental.

En el claustro bajo, se conserva la fachada de la primitiva Sala Capitular realizada en la segunda mitad del siglo XII. El tipo de arquería y la calidad escultórica de los capiteles permiten relacionarla con las magníficas salas capitulares de El Burgo de Osma o San Pedro de Soria.

Biblioteca

Fue la última gran obra arquitectónica de la Comunidad Premonstratense. La sala principal de la biblioteca cuenta con unos 25.000 ejemplares, pero con el resto de salas, el Monasterio dispone de más de 150.000 ejemplares.

Manuscritos: Contiene documentos reales, eclesiásticos y privados, ajenos a la historia propia de la abadía de La Vid que datan desde el siglo XIV al XVIII. A estos se añaden diversos libros manuscritos literarios y científicos.

Entre los manuscritos vitenses destaca, por su antigüedad, un Corán manuscrito sobre pergamino en el año 528 de la Hégira, es decir, el año 1134 de nuestra era cristiana.

Incunables: Identificados y catalogados. Ocho de ellos fueron impresos antes de 1490 y seis son ejemplares únicos en bibliotecas españolas, lo que da idea del notable interés que posee la colección vitense.

Espadaña

Es una de las obras fundamentales del barroco castellano. Construida en el primer tercio del siglo XVIII bajo la dirección de los maestros Domingo de Izaguirre y Diego de Horna, sustituye a la anterior portada gótica. La parte inferior, presidida por una imagen de Santa María de la Vid, se desarrolla bajo un arco triunfal de medio punto flanqueado por pilastras corintias, en cuyo interior se disponen, a modo de retablo, dos cuerpos sustentados por columnas. La parte superior, a la que con propiedad podemos llamar espadaña, está formada por tres cuerpos de altura decreciente que adoptan un ritmo piramidal, apoyados sobre un amplio zócalo en el que se sitúa un gran óculo para iluminar el coro a cuyos lados se labraron sendos escudos de la casa ducal de Peñaranda.

Museo

Aunque todo el monasterio puede considerarse un museo, en 1992 se acondicionó la antigua despensa, obra arquitectónica del siglo XVIII, como museo específico dentro del monasterio. Está dedicado al arte sacro, con cuadros de los talleres de Velázquez y Murillo y la Escuela Castellana del XVII, y también tablas del XVI. En las vitrinas inferiores se muestra el arte del bordado trazado en ropas utilizadas en la liturgia (siglos XVII y XVIII). También se muestran obras de orfebrería religiosa como custodias, cálices, copones, atriles, sacras, relicarios, etc. datadas entre los siglos XVI y XIX.

MUSEO NUMISMÁTICO

En 1998 se inauguraron las salas del Museo Numismático, en el que se expone, de manera didáctica, una mínima parte del fondo de moneda antigua que se conserva en el monetario del monasterio. En las dos salas se expone una parte representativa de la colección numismática que se compone de 10.793 monedas catalogadas y unas 3.000 pendientes de catalogación. Se dispone de monedas acuñadas en las cecas ibéricas o celtibéricas de Sagunto, Cartagonova, Carteya, Corduva, Gadir, Itálica, Malaca, Segobriga, Tarraco, etc., o las acuñadas bajo el imperio de Adriano, Calígula, César Augusto, Constantino I, Diocleciano, Julio César, Nerón, Teodosio, Tito, etc. También se dispone de monedas bizantinas, visigóticas, de las monarquías medievales españolas, o rarezas como las procedentes de la dinastía helénica que gobernó en Palestina durante el siglo I a.C., o las acuñadas por las dinastías imperiales chinas.